miércoles, 12 de abril de 2017

La unidad del “Misterio Pascual”


La unidad del “Misterio Pascual” nos enseña, que el dolor no solamente es seguido por el gozo, sino que ya lo contiene en sí. Jesús expresó esto de diferentes formas. En la última cena dijo a sus apóstoles: "Vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se cambiará en alegría"[1]. Parece como si el dolor fuese uno de los ingredientes imprescindibles para forjar la alegría. También la metáfora de la mujer con dolores de parto lo expresa maravillosamente. Su dolor, efectivamente, engendra alegría, la alegría "de que al mundo le ha nacido un hombre". Todo el ciclo de la naturaleza habla de vida que surge de la muerte: "Si el grano de trigo, que cae en la tierra, no muere, queda solo; pero si muere, produce mucho fruto"[2].
La Cruz, y Jesucristo en ella clavado, no se reduce a un doloroso recuerdo de lo mucho que El, sufrió por nosotros, sino que nos da la seguridad de que podemos gloriarnos en ella, ya que está transfigurada por la gloria de la resurrección.
La resurrección es nuestra pascua; es un paso de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, del ayuno a la fiesta. El Señor dijo: "Tú, en cambio, cuando ayunes, úngete la cabeza y lávate la cara" [3] El ayuno es el comienzo de la fiesta.
 La postura cristiana referente al sufrimiento es positiva y realista. En la vida de Cristo, y sobre todo su cruz, le ha dado valor redentor. Por tanto, el camino cristiano es el camino iluminado por la muerte redentora de Jesús en la cruz, que lo convirtió en camino de resurrección; así el olvido de nosotros mismos, es perdernos en Cristo, es vida que brota de la muerte y por eso el “Misterio Pascual” que celebramos en los días del “Sagrado Triduo” es la pauta y el programa que debemos seguir en nuestras vidas.
HMJP




[1] Jn 16,20
[2] Jn 12,24
[3] Mt 6,17