jueves, 29 de diciembre de 2016

NAVIDAD ES AMOR



En esta octava de la Navidad, tenemos como centro de nuestra Comunidad monástica a Jesucristo, el Verbo encarnado. Le damos gracias al Padre, porque nos amó tanto que nos dio a su Hijo Unigénito. Jesús, hecho niño-ternura, ha traído al mundo el AMOR DE TODO UN DIOS. Él, ha venido para decirnos que Dios nos ama con AMOR INFINITO y que nosotros debemos amar a los demás, y no quedaremos defraudados, porque “hay más alegría en dar que en recibir”. Por eso nosotras, monjas cistercienses, hemos consagrado nuestras vidas por “amor a Él y a los hermanos”, viviendo el don de la vocación en el carisma cisterciense: dando esplendor a la Liturgia de las Horas (oración oficial de la Iglesia), y acogiendo a los que se acercan a nuestro Monasterio (hospitalidad). Agradecemos a María, el haber aceptado ser la Madre de Dios. En estos días de  “Paz y Amor”, que el Padre nos manifiesta al darnos a tu Hijo, le pedimos que bendiga abundantemente a todos los hombres, y de manera muy especial a los que sufren por cualquier causa.


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