viernes, 15 de abril de 2022

VIERNES SANTO JESÚS MUERE AMANDO

 

El Siervo de Yahvé: Así lo anunció el profeta Isaías, hablando de un personaje misterioso, del Siervo de Yahvé:

“Sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultaban los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. (Isaías 53, 2-5).

Las palabras del profeta nos conmueven, no podemos quedar indiferentes ante la figura del Siervo, que sufre, acepta los dolores, persecuciones y desprecios, y, que, aunque siendo rechazado, es capaz de salvar a la humanidad por amor. Un siervo que anticipa en sí las señales y las vivencias de la pasión de Jesús.

Jesús muere en la Cruz: “Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu. Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se resquebrajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que él resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados: «Verdaderamente este era Hijo de Dios” Mt 267,50-54.

Cuando Jesús exhaló el espíritu, el velo del templo se rasgó, la tierra tembló, todo se volvió oscuridad y silencio; el mundo, la humanidad y toda la creación quedaron atónitos; es una muestra más de la lucha entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. En Jesús se concentra todo el mal, porque él libremente aceptó y asumió cargar con nuestros pecados y los males del mundo. Con su muerte nos abre el camino a la vida eterna y al triunfo del amor de Dios.

El Centurión, tras la muerte de Jesús, tomó conciencia del acontecimiento que estaba viviendo, reconociendo a Jesús como verdadero Hijo de Dios, abrió los ojos a la fe, a la luz, al Espíritu Santo.

Hoy es VIERNES SANTO, todos estamos llamados a contemplar la Cruz de Jesús, mirando su rostro ensangrentado, y dejándonos amar y transformar por su mirada llena de amor por todos.

En el corazón del crucificado, todo lo que es imposible para el hombre se llega a convertir en realidad; de la traición nace la amistad, de la negación el perdón, del odio el amor y de la mentira la verdad. Este es el poder y la fuerza del amor de Dios, que se muestra en la fragilidad, en la cruz de Cristo.

Acompañamiento Humano Espiritual

Marlene Suárez Francia.


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