miércoles, 18 de diciembre de 2024

Evangelio: Miércoles 18 de Diciembre (Mt 1,18-24)

 

El Evangelio de Mateo nos narra la encrucijada en la que se encuentra José. Ha tomado una decisión: repudiar a María en secreto. Pero, hay algo que no se lo permite, algo en su interior le impide llevar a cabo tal decisión. José recibe la misión de acoger al Hijo que María espera, de ponerle un nombre, de cuidarlo y educarlo. “Le pondrás por nombre Jesús: porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

La belleza de los evangelios de la infancia que encontramos en Lucas y Mateo consiste en contemplar el mismo acontecimiento desde dos puntos de vista preciosos, diferentes y al mismo tiempo privilegiados. Lo que nos ofrece hoy el evangelio de Mateo es el punto de vista de la historia vista desde el lado de José. Y la historia vista desde los ojos de José parece aún más difícil y complicada. Porque debió de ser difícil para este hombre tener que aceptar enfrentarse al embarazo de la mujer que amaba, viendo cómo todos sus planes se desmoronaban en un solo instante. Más aún la amargura en su boca de sentirse herido, traicionado en su confianza. Y, sin embargo, seguir preocupándose por María, para que no la mataran. José es, en efecto, un hombre justo. Pero para ser santo no basta con ser justo, hay que ir más allá de la justicia, hay que entrar en el territorio más exigente de la confianza en Dios y no sólo del sentido común o del buen corazón. Es un sueño el que pone todo patas arriba, e incluso este detalle asombra, porque si a María se le reserva un encuentro con un ángel, a José sólo se le da la experiencia normal de un sueño. ¿Cómo se puede confiar en un sueño? Sin embargo, José confía. Conoce la diferencia entre algo que parece ser verdad y algo que uno siente que lo es. En el fondo de nuestro corazón, cuando algo es verdad, lo sabemos, y poco importa que sea un sueño o un encuentro lo que te lo diga. Lo que importa es seguir lo que sabes que es verdad aunque te lleve por caminos y senderos que no conoces y que no habías calculado. José hace esto. Asume la responsabilidad de lo que le ha sucedido y comienza a seguir lo que siente que es verdad a pesar de todo y de todos. «Despertó José del sueño e hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y tomó consigo a su mujer». En esta anotación creo que está todo el cristianismo en el que creemos: despertar y responsabilizarte de lo que te pasa bueno o malo. Y es que no puedes dejar de escuchar lo que en el fondo sabes que es verdad.

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