El
Evangelio de Mateo nos narra la encrucijada en la que se encuentra José. Ha
tomado una decisión: repudiar a María en secreto. Pero, hay algo que no se lo
permite, algo en su interior le impide llevar a cabo tal decisión. José recibe
la misión de acoger al Hijo que María espera, de ponerle un nombre, de cuidarlo
y educarlo. “Le pondrás por nombre Jesús: porque él salvará a su pueblo de sus
pecados”.
La belleza de los evangelios de la
infancia que encontramos en Lucas y Mateo consiste en contemplar el mismo
acontecimiento desde dos puntos de vista preciosos, diferentes y al mismo
tiempo privilegiados. Lo que nos ofrece hoy el evangelio de Mateo es el punto
de vista de la historia vista desde el lado de José. Y la historia vista desde
los ojos de José parece aún más difícil y complicada. Porque debió de ser
difícil para este hombre tener que aceptar enfrentarse al embarazo de la mujer
que amaba, viendo cómo todos sus planes se desmoronaban en un solo instante.
Más aún la amargura en su boca de sentirse herido, traicionado en su confianza.
Y, sin embargo, seguir preocupándose por María, para que no la mataran. José
es, en efecto, un hombre justo. Pero para ser santo no basta con ser justo, hay
que ir más allá de la justicia, hay que entrar en el territorio más exigente de
la confianza en Dios y no sólo del sentido común o del buen corazón. Es un
sueño el que pone todo patas arriba, e incluso este detalle asombra, porque si
a María se le reserva un encuentro con un ángel, a José sólo se le da la
experiencia normal de un sueño. ¿Cómo se puede confiar en un sueño? Sin
embargo, José confía. Conoce la diferencia entre algo que parece ser verdad y
algo que uno siente que lo es. En el fondo de nuestro corazón, cuando algo es
verdad, lo sabemos, y poco importa que sea un sueño o un encuentro lo que te lo
diga. Lo que importa es seguir lo que sabes que es verdad aunque te lleve por
caminos y senderos que no conoces y que no habías calculado. José hace esto.
Asume la responsabilidad de lo que le ha sucedido y comienza a seguir lo que
siente que es verdad a pesar de todo y de todos. «Despertó José del sueño e
hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y tomó consigo a su mujer». En
esta anotación creo que está todo el cristianismo en el que creemos: despertar
y responsabilizarte de lo que te pasa
bueno o malo. Y es que no puedes
dejar de escuchar lo que en el fondo sabes que es verdad.
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