miércoles, 8 de enero de 2025

Reflexión: 8 de enero 2025. San Marcos 6,34-44

 

Jesús Muestra que es profeta mediante la multiplicación de los panes y los peces

      «Al desembarcar, Jesús vio una gran multitud y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas». La descripción inicial del Evangelio de hoy dice mucho de lo que suscita la compasión de Cristo: el desconcierto de la gente. La raíz de este desconcierto generalizado está en la falta de pastores. Al fin y al cabo, la función de un pastor es mostrar un camino, un pasto, un refugio, una protección. Existencialmente esto se traduce en una sola palabra: indicar un Sentido. En efecto, es precisamente cuando carecemos de un Sentido, de un significado profundo de la vida, cuando vivimos como perdidos, desconcertados, sin metas precisas y a tientas. Estar con Cristo significa recuperar algo que vuelva a llenar de sentido lo que ya no lo tiene, estar con Cristo es también sentirse tomado en serio incluso en necesidades muy concretas, muy reales: «Como ya era tarde, se le acercaron los discípulos y le dijeron: “Este lugar está desierto y ya es tarde; déjalos ir, para que vayan al campo y a los pueblos de alrededor y se compren algo de comer”». Los discípulos parecen limitar a Jesús a lo puramente teórico, al que da lecciones espirituales, al que ayuda a la gente con palabras y enseñanzas, pero que cuando la gente se enfrenta a problemas concretos y reales debe acudir a otros. Si la religión se ocupa de almas sin cuerpo, entonces no es la religión de Cristo, porque Cristo se ocupa de personas enteras. Personas hechas de carne y espíritu, personas hechas de necesidad y deseo. Personas hechas de concreción y profundidad. Creo que fue por esta razón que Jesús realizó este famoso milagro de la multiplicación de los panes y los peces, para convertirnos a todos al hecho de que Él no trata sólo con una parte de nosotros, sino que es con el todo, por eso la lógica de la encarnación es esa lógica que no nos hace decirle a un pobre hambriento, te bendigo y vete en paz, pero después que nos hemos detenido con él para procurarle comida concretamente.

Resaltar también que este milagro de los panes, es un anuncio del Don de la Eucaristía, donde se dice que Jesús después de la multiplicación pide a la gente que no se quede con ese pan material sino que busque el otro pan, el que da la vida eterna. 

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